El alcoholismo es una enfermedad adictiva muy difícil de controlar, principalmente porque causa dependencia, es decir la necesidad del cuerpo de tenerla y también desarrolla tolerancia lo que significa que el cuerpo va demandando cada vez mayor cantidad de alcohol.
El efecto de la abstinencia se manifiesta en tres áreas fundamentales.
- Los cambios mentales repentinos y severos que producen psicosis y miedo extremo.
- Los cambios neurológicos, como las convulsiones.
- Cambios hemodinámicos, como el aceleramiento del pulso, alta de presión y elevación de la temperatura.
También puede ocasionarse y ser más frecuente y grave, en personas que han sufrido una lesión en la cabeza, infección o alguna enfermedad grave, en personas con antecedentes de alcoholismo.
Este problema es más común en personas que tienen antecedentes de estado de abstinencia alcohólica cuando han suspendido su consumo diario equivalente a 3 o 4 litros de alcohol tipo cerveza o a medio litro de licor fuerte, así como en personas que han consumido habitualmente alcohol durante más de 10 años.
Los síntomas son producto de los efectos tóxicos del alcohol en el cerebro y el sistema nervioso, y pueden ser muy severos y progresar rápidamente. Entre ellos están:
- Nerviosismo.
- Inestabilidad física y emocional.
- Ansiedad.
- Fatiga extrema.
- Dolor de cabeza.
- Sudoración excesiva.
- Pérdida de apetito.
- Irritabilidad.
- Excitación extrema.
- Cambio de humor repentino y variable.
- Pesadillas y visiones.
- Temblores y sacudidas, que pueden llegar a convulsiones.
En algunas personas, el delirium tremens puede ser tan grave y desesperante que las lleve nuevamente al consumo indiscrimidado de alcohol o hasta el suicidio, por lo que deben ser atendidos de inmediato.